domingo, 9 de mayo de 2010

Que mal aceptamos los rechazos

“No estoy preparado para tener una relación”
“Tengo ganas de pasar un tiempo sol@”
“Soy incapaz de comprometerme”
“Me gusta tener mi libertad”
… y tantas otras frases tópicos que oimos (y/o decimos), mintiendo al otro y mintiendonos a nosotros mismos…
Es una forma de rechazo más, para quedar bien, para excusarnos, cuando en realidad lo que queremos decir es: “Tú no eres la persona que estoy buscando”, “no me interesas en ese sentido”, o simplemente “paso de ti”.
Luego, unos meses más tardes, está comprometido como si estuviera casad@, metido en una relación como si llevara años con la otra persona, e incapaz de separarse de su nueva pareja más de 2 horas.

Y es que mentir en las relaciones (o en la ausencia de ellas) es un mecanismo de defensa, incluso me atrevería a decir que un instinto de supervivencia ante la reacción del contrario si interpreta “no me gustas”.
Es algo comprensible, los seres humanos nos basamos en nuestras relaciones (relaciones de todo tipo, amor, amistad, negocios) en afinidades y atracciones. No podemos pretender gustarle a todo el mundo, y no nos gusta todo el mundo. Hay personas que te atraen de un modo fraternal, otras de un modo romántico, sexual, interesado, físico o intelectual, y otras que no nos atraen y que pensamos que no pueden aportar nada a nuestras vidas.
Yo soy una persona que se guía mucho por las sensaciones que me transmite la gente, por el sentimiento que me inspiran, aunque reconozco que en algunas ocasiones puedo resultar demasiado tajante en este aspecto. También tienen mucho que ver el ambiente que me rodea y los acontecimientos cercanos en el tiempo a la hora de esta “evaluación”.
Tengo en mente dos anécdotas, la primera de ellas es de un chico que conocí una noche, dejando de lado que intentara abalanzarse sobre mi y yo le diera calabazas, era una persona que no me inspiraba nada en absoluto, consideraba que no era alguien de quien pudiera aprender nada, ni que pudiera aportarme nada como persona ni espiritualmente. Como me exceso de cortesía me obliga, le di mi email cuando me lo pidió, aunque insinuándole que no esperara demasiado de mi. Me mandó un par de emails, e intentó quedar conmigo, pero yo rehusé. Finalmente, profundamente indignado, me mando un mail expresando lo molesto que estaba porque nunca nadie lo había ignorado de esa manera (“y menos una tía”).

En otra ocasión, el verano pasado, coincidimos con un grupo de chicos en una discoteca, estuvimos charlando con ellos y nos echamos unas buenas risas. Uno de ellos empezó a flirtear conmigo, yo no le seguía mucho el juego en ese sentido, en ese momento me encontraba un poco recelosa respecto al género masculino, pero era agradable hablar con él y era un chico divertido.
Empecé a recibir “presiones” del exterior, mis amigas (y sus amigos) metiendo baza, y a mi esas cosas hacen que me retraiga aún más.
El caso es que el chico incluso se arrodillo delante mía “me has gustado un montón!” pero yo le dejé claro que no estaba interesada, que me parecía un buen chico pero no iba a pasar nada más allá de una noche de baile y risas.
Intentó buscar una explicación, que yo no podía darle, porque mi razón era que simplemente no estaba interesada. Él necesitaba un motivo para el rechazo, y ese motivo NO podía ser que no le gustara. “Eso es que hay alguien más, tienes algún lío en la cabeza o algo así”… incluso llegó a decirme “dime que es que te gusta alguien más, pero no que yo no te gusto”.


No somos capaces de aceptar el rechazo, nos duele pensar que alguien que nos atrae no siente eso por nosotros, al fin y al cabo a nadie nos gusta que nos den con la puerta en las narices.

Otra forma de autoengaño es “me gustas, pero si tenemos que ser amigos me conformaré porque no quiero perderte” o frases por el estilo, cuando en el fondo lo que esperamos es que pasando tiempo juntos, como amigos, y mostrándole tus buenas cualidades, al final se de cuenta de “lo maravillos@ que eres” y que corresponda tus sentimientos. Aunque afortnadamente algunos de estos casos acaban con una buena amistad salvada, porque el sentimiento se deja de lado y la confusión desaparece.

...

Continuaré con esta disertacion sobre el rechazo y los corazones rotos en proximos capitulos, es el momento de dejar de lado mis frustraciones y centrarme en algo mas productivo, aunq sea por un rato...

Nana

No hay comentarios:

Publicar un comentario

un pedacito de tu pensamiento