jueves, 18 de marzo de 2010

Historia real de un sábado noche ...

Me quedé embobado cuando la vi. Llevaba vaqueros y una cazadora de piel. Tenía unos grandísimos ojos rasgados. Los labios eran, sin duda, perfectos. Su nariz un tanto peculiar, y muy bonita. Era un tanto mas baja que yo. Todo, en conjunto, tenía un ligero toque como de dibujo animado, como de personaje de comic.

No dejé de mirarla durante minutos. Era la típica tía con la que llevas soñando desde que eres niño. Y estaba ahí. Frente a mi.

Se quitó la cazadora, dejó entrever un busto firme y delicado bajo aquella camiseta marrón de líneas delgadas. Me fijé en sus manos... parecían suaves... Volví a mirar sus ojos. Era muy difícil dejar de fijarse en ellos, eran tan grandes, tan bonitos. Me llamó la atención aquel lunar que asomaba en su escote. Que asomaba y que a la vez hacía como que se escondía tras un collar un tanto peculiar.

Se giró para dejar la cazadora sobre una especie de mesita que había junto a nosotros. ¡Vaya culo! Creo que no he visto nunca un culo así, desde que tengo uso de razón. Sin duda, era la tía que quería.

Algo de su risa y su forma de dirigirse a sus amigas dejaba entrever un puntillo macarra, ese que tanto nos atrae de ellas (las sumisas geishas para los japoneses... creo que los latinos queremos algo más de carácter).

Me volví a acercar a ella... Miradas. Sonrisas.
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Desde aquella noche no la he vuelto a ver.



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(aunque dudo te des por aludida)




se supone q es a mi??...
eso dicen

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