lunes, 22 de marzo de 2010

deseo y placer

Tu deseo es mi Placer...












Quiero satisfacer tus instintos más lujuriosos
quiero cumplir tus más lascivas fantasías
que mi cuerpo sea tu excitación
producirte escalofríos y jadeos
que el deseo te haga soñar conmigo
que poseerme sea tu obsesión


Nana

jueves, 18 de marzo de 2010

Historia real de un sábado noche ...

Me quedé embobado cuando la vi. Llevaba vaqueros y una cazadora de piel. Tenía unos grandísimos ojos rasgados. Los labios eran, sin duda, perfectos. Su nariz un tanto peculiar, y muy bonita. Era un tanto mas baja que yo. Todo, en conjunto, tenía un ligero toque como de dibujo animado, como de personaje de comic.

No dejé de mirarla durante minutos. Era la típica tía con la que llevas soñando desde que eres niño. Y estaba ahí. Frente a mi.

Se quitó la cazadora, dejó entrever un busto firme y delicado bajo aquella camiseta marrón de líneas delgadas. Me fijé en sus manos... parecían suaves... Volví a mirar sus ojos. Era muy difícil dejar de fijarse en ellos, eran tan grandes, tan bonitos. Me llamó la atención aquel lunar que asomaba en su escote. Que asomaba y que a la vez hacía como que se escondía tras un collar un tanto peculiar.

Se giró para dejar la cazadora sobre una especie de mesita que había junto a nosotros. ¡Vaya culo! Creo que no he visto nunca un culo así, desde que tengo uso de razón. Sin duda, era la tía que quería.

Algo de su risa y su forma de dirigirse a sus amigas dejaba entrever un puntillo macarra, ese que tanto nos atrae de ellas (las sumisas geishas para los japoneses... creo que los latinos queremos algo más de carácter).

Me volví a acercar a ella... Miradas. Sonrisas.
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Desde aquella noche no la he vuelto a ver.



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(aunque dudo te des por aludida)




se supone q es a mi??...
eso dicen

sábado, 13 de marzo de 2010

Piropo

"Cuando más hermosa estás,
es en la cama, desnuda...
mientras te estrecho entre mis brazos"

El Principe de Nana

Buscador de la Verdad

Buscador estaba desesperado, asolado por una desesperación más honda que la que provoca el hambre o el cansancio. Era como si de pronto faltase color en el mundo y todos los olores, los sabores y el mismísimo aire que respiraba se hubiesen vuelto rancios. Se sintió como si ya fuera viejo, y como si su vida hubiese transcurrido sin sorpresas ni alegrías. No tenía nada de qué quejarse, pues estaba a salvo y gozaba de buena salud en un mundo en el que tanta gente estaba en peligro y padecía dolor; pero tampoco tenía nada por lo que que alegrarse. Su vida se desenvolvía según el mismo patrón familiar, un día monótono y vacío tras otro. ¿Cómo iba a soportarlo?

Busco consuelo, no de la Madre Amantísima ni del Padre Sabio, sino del Niño Perdido,
"También tú has estado perdido y solo - dijo en un susurro audible -, Ya sabes cómo me siento; no es necesario que te lo diga. Sé mi amigo. Demuestrame que me oyes. Estoy cansado de estar solo. Sálvame - suplico - La tristeza dura ya demasiado. Muéstrame el camino para salir de ella."

Buscador de la Verdad, de William Nicholson